Hola, soy “la señora del lujo silencioso” y tengo algo para compartir sobre la moda, estilo y algo más!

¿Quién soy?

Mi nombre es Gabriela Guerrero Marthineitz.

Comunicadora, productora, miembro de APTRA, observadora crónica de los gestos, conductas, estilos… y últimamente, al parecer, también “la señora del lujo silencioso”.

Sí, así me apodaron (con mucho amor, eso espero) en el programa “Nadie Dice Nada” del canal Luzu TV.

Agradezco públicamente el bautismo mediático, porque me hizo pensar: ¿por qué ese apodo pegó tanto? ¿Qué significa hoy eso de “lujo silencioso”?

¿Y por qué nos está haciendo ruido —justamente— en un mundo lleno de gritos de consumo?

Así que decidí hacer lo que mejor me sale: escribir. Pensar en voz alta.

Compartir con ustedes estas reflexiones sobre moda, elegancia, consumo y contradicciones.

Porque sí, algo está cambiando.

Ya no se trata de tener 40 prendas de tendencia por temporada, sino de entender qué queremos decir con lo que usamos.

Y no, el slow fashion no es una moda nueva.

Es más bien volver al origen: cuando las prendas se hacían para durar, para pasar de madre a hija, cuando existían los sastres, las modistas y los zapatos que se lustraban, no se tiraban.

Así que desde hoy, estas columnas serán un espacio para dialogar con ustedes.

Para que me digan si les pasa lo mismo, si ya se cansaron del fast fashion o si todavía siguen cayendo ante la tentación de la oferta fácil (tranquilos, yo también).

Y sobre todo, para repensar el estilo no como algo que se compra, sino como algo que se sostiene.

Y aquí van a algunas definiciones.

A qué se denomina fast fashion y cuándo se inició?

Se denomina Fast Fashion a la moda rápida, al modelo de producción de consumo de ropa que prioriza la velocidad, la rotación constante de colecciones y a los bajos costos.

Las grandes tiendas lanzan prendas nuevas cada pocas semanas, lo que incentiva un consumo compulsivo y descartable.

Pregunta, no te genera ansiedad?

Este modelo comenzó a fines de los 90 y principios de los 2000, con el auge de tiendas como Zara, H & M y Forever 21.

Estas grandes tiendas redefinieron el negocio de la moda al reducir los tiempos de diseño, fabricación y distribución, buscando mano de obra más barata en otros países como China, Marruecos y Turquía.

El fast fashion no solo transformó la industria, también planteó dilemas éticos, sociales y medioambientales, que hoy alimentan una reacción opuesta, el “Slow Fashion” que promueve una moda consciente, enfocada en la calidad, la durabilidad, el respeto por el humano que confecciona y por el medioambiente.

Y el llamado “ Lujo Silencioso”.

Y ahora vamos por lo que significa el “lujo silencio”, aclaremos que no se trata de algo solo para millonarios.

El lujo no tiene nada que ver con el dinero, sino con una actitud frente a la vida.

Vamos por partes, como diría…

Si decimos “lujo silencioso” , nos referimos a una estética discreta y refinada que privilegia la calidad, la artesanía y la atemporalidad, sin necesidad de exhibición ni de logos visibles.

Lo opuesto a lujo silencioso ( y es lo que más estamos acostumbrados a ver) es el “lujo aspiracional”, es una forma de consumo que busca mostrar estatus a través de marcas reconocidas, asociadas a la validación social o al deseo de pertenecer.

Las marcas lo tienen en claro por eso abarcan los dos mercados, diseños en los que el logo pasa totalmente desapercibido, casi inexistente y otros en los que prevalece sobre el diseño.

Pero, qué es realmente el lujo?

NO, no es una cuestión de dinero, el verdadero lujo tiene que ver con una actitud frente a la vida.

Es educación, sensibilidad, respeto por el tiempo propio y el ajeno ( puntualidad, te suena?).

Es saber elegir lo que perdura, lo que tiene sentido, lo que hace bien.

Es una forma de vida sin apuro, con propósito y sin necesidad de demostrar nada.

Porque el verdadero lujo no se ve, se siente.

Nos leemos muy pronto, hasta la próxima!

Y sí, firmo como me dijeron:

La señora del lujo silencioso.