El falso mito de no repetir vestido, ¿Que nos impide hacerlo? ¿Por qué las mujeres no repetimos vestido? Repetir no es pecado: el lujo de tener un placard inteligente
Por Gabriela Guerrero Marthineitz
En Argentina, especialmente entre las mujeres, persiste esa especie de mandato social de no repetir vestido en una boda, una gala o una fiesta.
Como si el valor estuviera en la novedad, no en el estilo.
¿Cómo se construye un estilo?
(Te lo recuerdo)
No nace de un día para el otro.
El estilo se descubre, se afina, se transforma, se adapta sin traicionar su esencia.
Para lograrlo, hay que mirar hacia adentro tanto como hacia afuera.
Conocerte y mucho, tomarte tu tiempo para saber qué te gusta, qué te queda bien, qué te hace bien, lleva tiempo, y en el transcurso de nuestras vidas lo podemos modificar de acuerdo con determinadas circunstancias, cambio de trabajo, mudanza a una nueva ciudad o simplemente vas evolucionando.
Y una vez que lo conseguiste, mantenlo como sea!!!
Me canso de escuchar en negocios, atelieres de diseñadores, entre amigas el mismo comentario: “No podés repetir ese vestido, ya te lo vieron”, o, “va la misma gente a la fiesta? Cómo te van a ver con lo mismo?”.
Y si, cuando esas son las opiniones y venís tambaleando con tu seguridad, no vas a repetir nada y ahí viene el problema, te sube el cortisol y otra vez a comprar y así empieza la rueda interminable del consumo y tu estrés llega a volúmenes inhumanos, imposible de soportar!
Pero el lujo silencioso (ese del que venimos hablando en mis columnas) propone lo contrario: menos piezas, más inteligentes, más duraderas, más coherentes.
Un guardarropa que hable de quién sos, no de cuántas cosas tenés que contenga ese vestido que se repite pero no se nota o ese traje sastre que siempre queda bien.
Entonces, ¿qué pasa si una mujer elige repetir un vestido?
¿Qué se pone en juego?
¿El miedo al juicio ajeno?
¿El deseo de ser mirada como “la que tiene siempre algo nuevo”?
Tal vez repetir sea hoy un acto de libertad y coherencia y si no, mirá a las reinas europeas que repiten sus diseños y hasta los reforman para volver a lucirlos.
Un claro ejemplo es la Reina Máxima de los países bajos que no solo ella los repite sino que sus hijas llevan prendas de su guardarropas; o vos te creías que tu hija solo te tomaba prestado de tu guardarropas, parece que a las reinas les pasa lo mismo, jajaja.
Ya hablamos en columnas anteriores sobre cómo trabajar con vos misma para lograr tu estilo, ahora bien, una vez que lo encontraste, vale la pena desesperarse y salir a comprar lo que sea para no repetir ese vestido que sabés que te queda bien y va perfectamente con tu estilo o algo peor, comprar para ese evento y no usarlo más!
Pensemos juntas, quizás cambiando algún accesorio o los zapatos, logras un buen look acorde a tu estilo con una misma prenda pero un toque diferente, usando tu creatividad podés ahorrar dinero y no subirte al tren del fast fashion o el ultra fast fashion.
Te doy un dato: cambiar botones!
Ejemplo: tengo blazers de buena calidad que me canso de usarlos tantos años y cuando siento que me aburre, salgo a buscar botones nuevos y te juro que cambia radicalmente esa prenda, con las camisas hago lo mismo!
Y las gente que me ve cree que es nuevo!!! Probalo, no falla!
Me parece que ahora con las redes sociales al estar más expuestos estamos más presionados a cambiar constantemente el guardarropas a pesar de los costos porque todo queda registrado y los comentarios pueden ser lapidarios y lo peor es que eso nos importa y mucho!
Y por qué la mirada del otro nos importa tanto?
Esto es un claro indicador de inseguridad!
Cuidado! Si caemos en la trampa nos transformamos en esclavos del qué dirán!
Me pregunto si todo tiene que ver con todo…
Hagamos un poquito de historia…
Aparecen las redes sociales y con ellas el ultra consumo.
Es casualidad o van de la mano?
Facebook, Instagram, Twitter, Tik Tok… a medida que van apareciendo, no te da la sensación de que cada aparición viene acompañada de más y más consumo?
Hoy ya no es ese vestido que no quiero repetir, ahora es, compremos muchas prendas porque es barato, total la uso una vez más y listo, sin detenernos a pensar qué y para qué lo estamos comprando y las consecuencias que conlleva el usarlo una vez y tirarlo!
La verdadera elegancia no busca aprobación, sino coherencia entre lo que uno viste y quién uno es.
Repetir no es falta de recursos, es tener identidad.
Porque cuando tu estilo está construido desde la coherencia, repetir no es retroceder, es reafirmarte.
Repetir también es un gesto de conciencia: menos consumo, menos descarte, más respeto por quienes hacen la ropa y por el planeta.
El lujo silencioso no cambia de piel cada temporada: evoluciona con vos.
Además repetir también es una forma de resistencia frente a un sistema que nos quiere siempre nuevas, siempre comprando, siempre corriendo detrás de una tendencia.
Así que si tenés ese vestido que te acompaña hace años, ponértelo otra vez es lo adecuado.
No es repetir, es recordar quién sos.
Y vos, recordás quién sos?
Hasta la próxima!
La Señora del lujo Silencioso
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