Antes de ser el artífice de sketchs delirantes, cuartetos desquiciados y chistes que marcaron a generaciones, José Carlos “Yayo” Guiridi caminaba otros pasillos: los de facultades, foros económicos y oficinas de organismos internacionales. Lo que pocos saben —o recuerdan— es que el hombre que nos hizo llorar de risa en “Videomatch” tuvo un pasado como economista especializado en desarrollo y mercados financieros. Sí, Yayo alguna vez fue el tipo que analizaba tasas de interés y fondos de inversión… y no lo hacía mal.

Graduado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba, Guiridi se destacó desde temprano por su pensamiento analítico y su facilidad para explicar fenómenos complejos con palabras simples. Fue esta habilidad lo que lo llevó a trabajar como consultor en organismos internacionales, entre ellos el Banco Mundial, donde participó en equipos de asesoramiento para políticas de inversión en América Latina a fines de los años '90. Sus colegas lo recuerdan como alguien meticuloso, brillante y, sobre todo, con un sentido del humor inusual para el ambiente.

“No era raro que presentara un informe técnico y lo cerrara con una analogía futbolera o un chiste inesperado”, cuenta un excompañero de equipo. “A veces hacía reír al auditorio entero en medio de una conferencia sobre deuda externa. Tenía un don.”

A pesar de su ascenso en el mundo económico, Yayo sentía que algo no encajaba del todo. Fue durante una charla informal, en una reunión de economistas argentinos en Washington, donde improvisó una parodia de una conferencia de prensa de Cavallo que se volvió legendaria en el circuito interno. “Ese día entendí que mi lugar no era ahí, que yo quería otra cosa”, diría más adelante.

Así, en una decisión que muchos consideraron disparatada, Guiridi dejó su carrera internacional para volver a la Argentina. Ya instalado nuevamente en Córdoba, comenzó a trabajar en proyectos humorísticos con viejos amigos, hasta que en 1999 su vida dio un giro definitivo: se incorporó al elenco de Videomatch con Marcelo Tinelli, en la sección El Show de Videomatch.

Lo que vino después es historia conocida: el sketch del “Cuarteto Obrero”, los informes de cámaras ocultas, las canciones bizarras, los personajes fuera de control. Pero en cada uno de esos contenidos estaba su marca: una lógica interna, una estructura que parecía caos, pero que respondía a una inteligencia muy aguda. Muchos guiones suyos, incluso los más escatológicos, escondían una crítica a lo social, lo político o lo económico, envuelta en un humor salvaje.

Yayo nunca renegó de su formación académica. De hecho, en entrevistas ha contado que sigue leyendo papers y que incluso llegó a dar clases de economía como suplente en universidades del interior. “La diferencia entre una curva de oferta y un sketch bien armado es menos de lo que la gente piensa”, bromeó en una entrevista radial.

Hoy, mientras se lo sigue viendo en la televisión y en shows en vivo, su leyenda como economista devenido humorista sigue creciendo. En redes, incluso circulan teorías conspirativas de que en realidad trabaja en la sombra como asesor económico del gobierno bajo seudónimo. Él, por supuesto, se ríe: “No tengo tiempo para eso. Estoy ocupado escribiendo una parodia sobre el Fondo Monetario.”

De los informes de riesgo país a los informes de humor del "Show del chiste", el caso de Yayo Guiridi demuestra que el talento, cuando es real, puede florecer en los terrenos más insólitos. Y que la economía, en Argentina, puede ser trágica… pero también, cómicamente absurda.