En una entrevista exclusiva, el nuevo panelista de DDM abrió su corazón. Sus comienzos, la relación con la fama y el maltrato de sus compañeros de panel.
Por Redacción
Fruto de una relación ocasional entre el Oso Teddy y Mónica Guido luego de una presencia en la Casona de Lanús.
Vivió una infancia dificil. Olvidado en una esquina del barrio de Palermo por una familia ya con niños grandes. Ahí es donde vió por primera vez a Mariana Fabbiani. "Ella dice que me compró en cuotas. Pero no es cierto, me metió de prepo en el baúl de su auto. Y si no fue así, que lo demuestre."
Tirado durante todo el verano en un sótano del canal, Oso fue anunciado como el nuevo panelista del programa de Mariana Fabbiani. Muchos pensaron que era una estrategia innovadora. Después de todo, el periodismo de espectáculo está en caída libre, y un oso de 300 kilos prometía darle un giro salvaje a la televisión. Pero lo que parecía un cuento de hadas televisivo pronto se convirtió en una historia de terror.
"Me están haciendo la vida imposible", confiesa en exclusiva, con la mirada triste mientras se chupa un vaso doble de miel con hielo. "Me tratan diferente. Soy culón y me dan la silla mas chiquita", cuenta con los ojos llenos de lágrimas. "El otro día Franco Torchia me dijo: vos no hablés que estás lleno de algodón. Sos el fiel reflejo de la explotación a los trabajadores algodoneros del interior del país". Pero ese no fue el único destrato que sufrió por parte de sus compañeros. "Ayer, Martin Candalaft me extiende la mano para saludarme. Me generó una gran emoción tanto cariño, y cuando extiendo mis garras para completar el lindo gesto me hace 'Osoooooooo' y se fue riendo de la maldad que me hizo con el sinsonrisa de Sposato."
Los otros panelistas no tardaron en hacerle la vida imposible. "Zaffora me invitó a su camarín 'tengo algo para vos' me dice, y viene con una de esas camisas de canje para que me la probara, pero no pude ni abrocharme el primer botón, mientras se reía tirado en el piso con el doc D'Alessandro.
Consultada por este portal, Mariana Fabbiani intentó calmar la polémica: "En este programa todos somos una gran familia, y a veces en la familia se hacen chistes", declaró mientras el productor Chucho le pasaba un frasco de miel con un cartelito que decía “Para que no se enoje”.
Desde la producción también negaron el bullying. "El Oso es parte del equipo, y todos nos llevamos con humor", dijo alguien que prefirió mantenerse en el anonimato.
Cansado de los insultos, los chistes crueles y la falta de espacio en la silla del estudio, el Oso evalúa sus opciones. "Me han llamado de otros programas. En Intrusos me prometieron armar un romance con Taboada y en A la Tarde dicen que pueden presentarme como el hijo no reconocido del Oso Yogui", confiesa.
Mientras tanto, en el programa de Fabbiani nadie parece preocupado por su posible partida. "Si se va, veremos a quién podemos contratar. Hay veinte osos mejores que él haciendo fila en la puerta del estudio", bromeó un panelista. "Aunque si vuelve… tal vez sea con un abogado".
Y para cerrar, recuerda lo que una vez le dijo un amigo de la infancia: "Conformate, me decía un tigre viejo. Nunca el techo y la comida han de faltar. Sólo exigen que hagamos las piruetas. Que a los niños podamos alegrar."